sábado, 16 de enero de 2016

nacen los versos

Una  vez, se apagó la luz en este lápiz.
Una vez, dejó de galopar el caballo que vive en mi pecho.
Una vez, la sonrisa dejó de existir.
Hasta que llegaste tu.
No traías nada contigo,
solo tu...
Sin saber  como pasó...
se encendió la luz,
se activó el galope,
y el rostro abandonó  su mudez.

Hoy están activos mis sentidos.
Y no te espero.
No te espero, porque se que no vendrás.
Pero se queda la brisa en mi ventana,
la que llegó con  el silbido de tu nombre.

Esa que se mete entre mis dedos
y les pide susurros de palabras.

Todo eso vino contigo,  a pesar de tu huida,
a pesar de tu ley, a pesar de tu manera de decirme
que no vendrás.

Ahí...  en la dulce frescura del poema,  nace otro verso.





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